Todo lo que ocurre con nuestro organismo, tiene un claro por qué. Nada en nuestro cuerpo ocurre simplemente por que sí y cada función es vital para que el correcto funcionamiento de otras, algo así como un efecto dominó. Y, para que nuestro cuerpo funcione bien, es necesario mantenerlo bien, por eso cuando tenemos hambre, sucede un fenómeno muy particular: nuestro cuerpo se prepara para auto alimentarse.
¿Te ha pasado que alguna vez te sientes enojado cuando estás hambriento?
Esto ocurre porque cuando algunas personas “se atrasan en comer”, situación que en inglés se denomina “hangry” (juego de palabras entre hunger, que significa hambre y angry, que significa enojado). Y la razón por la que esto nos ocurre, se encuentra en los procesos que ocurren en nuestro cuerpo, cuando este necesita alimentarse.
La explicación científica a este fenómeno, es que al tener los niveles de glucosa bajos en la sangre, debido a la falta de alimentación, hace que algunas personas se pongan agresivas.
Es que, todos los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas que ingerimos en nuestros alimentos se convierten en azúcares simples durante la digestión, esto significa que se convierten en glucosa, aminoácidos o ácidos grasos libres, todos nutrientes que llegan al torrente sanguíneo, donde son distribuidos a todos los órganos y tejidos, donde se convierten en energía.
Y, a medida que más tiempo transcurre de nuestra última comida, la cantidad de esta energía en potencia, que circulan por la sangre, comienza a disminuir y, si los niveles de glucosa caen muy bajos, el cerebro lo interpreta como una situación que amenaza nuestra integridad.
Es por esto, que las cosas cotidianas, se convierten en tareas difíciles si la glucosa es muy baja, puede que se te haga difícil mantener la concentración en algo y cometer errores. Incluso, te puede ser difícil mantener un comportamiento “socialemente aceptable”, si es que tienes hambre.
Cosas simples pueden llegar a ser difíciles cuando se tiene hambre y los niveles de glucosa en la sangre caen. Puede que resulte difícil concentrarse, por ejemplo, y hasta cometer errores tontos. Inclusive puede llegar a ser más difícil, cuando se tiene hambre, el comportamiento dentro de las normas socialmente aceptables.
Sentir hambre y enojo ante la ausencia de alimentación, no es más que un mecanismo de supervivencia de nuestro cuerpo.
Otra de las razones por la que nos podemos poner malhumorados al momento de tener hambre, es por que nuestro cerebro produce una sustancia química, de manera natural cuando se tiene hambre, para estimular el comportamiento de alimentarnos.
Curiosamente, estas sustancias químicas liberadas por el cerebro, también son las encargadas de regular la ira y la agresión, por lo que todo se conecta.
Nuestro organismo es tan increíble, que incluso, un estudio realizado por la Universidad de Ohio, demuestran que los niveles de azúcares que están en nuestra sangre, se relacionan de manera directa a la forma en cómo las parejas casadas se tratan el uno con el otro.
En el estudio, se trabajó con 107 parejas, las que en un transcurso de 3 semanas se descubrió que cuando los individuos presentaban niveles bajos de azucar, eran agresivos con su cónyuge.
De acuerdo con un estudio, de la Universidad Estatal de Ohio, los niveles de azúcar en la sangre están correlacionados de manera directa a la forma en que las parejas casadas se tratan mutuamente. Todo fue publicado en el diario Agressive Behavior (Comportamiento Agresivo), entregando como conclusiones que la violencia entre parejas puede ser un resultado de la falta de autocontrol, siendo este último un impulso que requiere de energía, y esa energía es proporcionada por los alimentos que ingerimos.
Para que te hagas una idea, es importante que entiendas que la glucosa es como el combustible para nuestro cerebro y si no producimos la suficiente, nuestro cerebro no se comporta de manera adecuada.
Es por esto, que la manera más adecuada de manejar este efecto en nuestro organismo es comer algo de manera constante, no dejar pasar mucho tiempo entre comidas y comer alimentos ricos en nutrientes naturales.
De seguro esta explicación es sorprendente, ¡No olvides compartirla con tus amigos!