La gran mayoría de los alimentos que consumimos diariamente tienen una fecha de caducidad; sin embargo, existen quienes protagonizan una de las últimas y más controvertidas tendencias en el campo del consumo responsable: ingerir alimentos una vez pasada su fecha de vencimiento.
La tendencia surgió como una extravagancia introducida por los freeganos, anarquistas de la gastronomía, quienes suelen ser estigmatizados como “esos hippies que comen de la basura”. No obstante, lo que parecía una moda marginal, peligrosa e infundada es vista ahora como una conducta seria, valiente y comprometida. Una respuesta a la lucha contra el desperdicio de alimentos.
La consigna “stop food waste” está en boca de todos: desde chefs consagrados hasta el Papa Francisco; pasando por la propia ONU, que consagró en 2013 la celebración del Día Mundial del Ambiente a promover acciones y políticas tendientes a reducir los desechos alimenticios.
Las estadísticas son alarmantes y se resumen en una cifra elocuente: un tercio de los alimentos producidos se tira al tacho. Entre las múltiples causas que explican semejante volumen de descarte, las fechas de vencimiento juegan un papel significativo. “Los actuales estándares de producción y tiempos de expiración de los alimentos son exagerados e incentivan la cultura del descarte”, dice Tristam Stuart, autor de “Waste: uncovering de global food scandal”, algo así como la Biblia del movimiento anti-desechos alimenticios.
A propósito de lo anterior, han surgido cuestionamientos como: ¿las fechas de vencimiento son un mito? ¿Se basan en criterios razonables o exagerados? ¿Tiene sentido respetarlas? ¿Hay que volver a guiarse por la intuición y por los sentidos antes que por una leyenda impresa sobre un paquete o una lata?
GURÚES DEL “COMA VENCIDO”
Lo que comenzó como un capricho de la tribu freegan derivó en una práctica que gana adeptos e inspira experiencias innovadoras alrededor del mundo. Entre ellas, el restaurante danés Rub og Stube, que cocina con ingredientes que descartan los supermercados, recuperándolos sobre el filo de su fecha de expiración; la tienda The Daily Table (la mesa diaria), en Boston, que rescata mercadería vencida pero todavía perfectamente apta para su ingesta, y la comercializa a precios económicos; y la app argentina Post-Eat, para smartphones, que captura las fechas de vencimiento de los alimentos de manera digital y genera alertas en los distintos dispositivos electrónicos, para que el usuario pueda anticiparse y planificar su consumo.
En la misma línea, otra iniciativa inspiradora la constituye el flamante ciclo de cenas pop-up que Dan Barber (gurú de los chefs conscientes en Estados Unidos) organiza en Nueva York bajo el nombre de WastED, donde todos los platos se elaboran con productos recuperados que de otro modo hubieran ido directo a la basura. Mientras que en Gran Bretaña, Dan Cluderay viene dando que hablar con su emprendimiento Approved Food, una web que ofrece delivery a bajo costo de alimentos que han excedido el plazo del best before (equivalente a “consumir preferentemente antes de…”), aunque su catálogo no incluye a los que pasaron la fecha use by (lo que entendemos como vencimiento).
La consigna es: mientras los primeros pueden presentar alguna alteración en su estructura física, el consumo de los segundos sí acarrearía alguna amenaza para la salud. “La leyenda depende del riesgo de contaminación. Vencimiento se utiliza para productos de mayor riesgo”, explica la reconocida médica especialista en nutrición Mónica Katz. Y agrega: “Para determinar la fecha se tiene en cuenta principalmente la seguridad microbiológica, es decir, los microorganismos causantes de infecciones. En los Estados Unidos, en general se habla de consumo preferente y no fecha de vencimiento, salvo excepciones como comida de bebés”.
Según Katz, los alimentos se deterioran, algunos más rápidamente que otros. “Eso no significa que el día posterior a la fecha de vencimiento sea peligroso comerlos. Siempre hay margen de consumo”, aclara. Además, sostiene que “un producto puede cambiar sus características organolépticas, aroma, sabor, humedad o crocancia” sin que ello lo convierta en potencialmente perjudicial o dañino. Desde ya, advierte la experta, una adecuada manipulación y conservación (respetar la cadena de frío y las condiciones apropiadas de humedad, temperatura y almacenamiento) contribuirá a que los alimentos duren más y no se estropeen antes de tiempo.
TIPS PARA REVISAR EL ESTADO DE UN ALIMENTO
– Yogures o lácteos: la tapa no debe estar abombada, convexa o rota.
– Carnes: no tener manchas marrones, verdes ni blancas.
– Salchichas: la piel de las salchichas no debe presentar arrugas ni exceso de agua en el envase; el color debe ser uniforme y limpio; al cortarlas, su carne tiene que estar firme y sin puntos de grasa.
– Pescados: deben tener un olor suave y agradable, el típico aroma de mar; la consistencia de la carne debe ser rígida.
– Enlatados: las latas no deben tener grietas en las uniones, protuberancias, o derramar líquido cuando se abren.
¿Comerías alimentos ya vencidos?