Nuestro cerebro tiene un mecanismo que nos permite percibir el sabor de la comida y distinguir lo dulce de lo salado. Pero ¿cómo funciona? A continuación te lo contamos: ¿Cómo nos ayuda el cerebro a distinguir los sabores dulces?
Existe una nueva ciencia que se llama Neurogastronomía y que se encarga de distinguir el sabor y aplicar todos los sentidos en ello, para derribar los mitos , como por ejemplo que anteriormente se creía que el sabor que sentíamos dependía solo de las papilas gustativas. Hoy en día, gracias a estudios realizados por psicólogos conductistas, chefs, neurólogos y bioquímicos, se sabe que en realidad intervienen los cinco sentidos.
Para entenderlo mejor, imagina que estás frente a un pastel de fresas y crema que se ve súper tentador, lo primero que percibe tu mente es la bella imagen que la porción de pastel representa. La apariencia visual por sí sola puede ser suficiente para dar una idea del sabor que tendrá la comida.
Mientras lo pruebas, las moléculas del azúcar se unen a los receptores de sabores dulces de la lengua que activan las áreas sensibles de la corteza cerebral encargadas de distinguir los gustos.
Además, una gran parte del sabor que sentimos proviene del olor que activa aún más el área del cerebro encargada de hacernos sentir los sabores. Esto pasa cuando uno está muy resfriado y el olfato no funcionaba , entonces no se siente el gusto de los alimentos. Bueno, ahí tienes un ejemplo más que palpable de cómo interfiere el olfato en la apreciación de cualquier tipo de gusto.
Algunas investigaciones recientes demostraron que los sonidos de alta frecuencia mejoran la dulzura de los alimentos mientras que los de frecuencia baja le dan un sabor más amargo. Ya vemos que el oído tiene su lugar aquí, pues escuchar el crujido del pastel entre los dientes es parte del poder que tiene nuestro cerebro en hacernos sentir el sabor dulce.
Inclusive al sentir el contacto con el paladar de la comida nos da la pauta de un sabor más o menos dulce de acuerdo a lo blanda que sea la preparación.
La Neurogastronomía propone que utilicemos todos nuestros sentidos para saborear cualquier platillo usando los sonidos correctos y también los olores y las texturas además de la apariencia para darle una potencia aún mayor a los sentidos y que los sabores estallan en nuestra boca.
Es verdad que nunca pensamos “ahora tengo que oler el pastel y luego morderlo”, sino que nuestro cerebro ya está preparado para hacerlo por si mismo. Por eso, pon atención a todos los sentidos y verás cómo cambiará tu percepción del gusto.
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