La miel de abeja es antiséptica, dietética, edulcorante, tonificante, calmante, laxante y diurética, y por lo mismo se ha usado como remedio curativo desde tiempos remotos. Sus propiedades curativas son muchas, y quizás no las conozcas todas, por lo que las hemos reunido en este post para que aprendas los mil y un usos que le puedes dar a este producto natural.
Propiedades de la miel
La miel tiene gran cantidad de proteínas, es muy curativa, es una rica fuente de energía, depura el organismo y es muy eficaz en la lucha contra las enfermedades cardíacas.
También es curativa de la garganta, es expectorante y ayuda con el asma y las gripes. Además, aumenta las defensas del organismo cuando es consumida junto con limón, y es muy beneficiosa para la digestión, el tránsito intestinal y las úlceras gastrointestinales.
La miel, además, estimula las hormonas, lo que la convierte en una sustancia muy saludable de consumir durante la menopausia. También previene el dolor menstrual cuando es consumida unos días antes de que aparezca.
Junto con ello, también tiene un poder antibiótico y es emoliente, por lo que puede ser empleada en el tratamiento de heridas, úlceras y quemaduras.
Por ejemplo, si tienes una herida en la piel, puedes aplicarte apósitos embebidos en miel, la mejor forma de curar la herida con esta sustancia. La miel es hidrófila, por lo que absorbe el agua y deja la herida limpia sin eliminar el tejido nuevo que el organismo va generando.
Usos de la miel
Tomada en ayunas junto al limón, ayuda a combatir el resfriado común, las dolencias de la garganta y la congestión nasal. Sin embargo, acá la miel sólo actúa de suavizante para el limón, que es el que tiene más propiedades beneficiosas contra el resfriado.
Si bien, como señalábamos, la miel es útil para la curación de heridas, éstas deben ser para lesiones o quemaduras caseras, pequeñas y no muy serias. Este uso está regulado en Australia, con el producto llamado “Medihoney”, para el tratamiento casero de infecciones y heridas.
La utilización de este producto encuentra asidero en que la viscosidad de la miel de abeja proporciona una barrera protectora contra las infecciones, y estimula el crecimiento del tejido fino bajo la superficie de la piel, lo que evita que la herida se cierre dejando una cicatriz.
La miel de abeja además es antiinflamatoria, reduce el dolor y la hinchazón a la vez que mejora la circulación en la herida. Por esta razón, se utiliza externamente para reducir las molestias de las hemorroides.
La miel de abeja es un alimento ideal para niños, estudiantes, ancianos, personas convalecientes y deportistas. Sin embargo hay que tener cuidado de no administrársela a bebés menores de un año, pues les podría causar botulismo.
Es adecuada para ayudar en tratamientos contra la hipertensión e hipotensión, problemas cardíacos, artritis, reuma, estreñimiento, acidez, insomnio y dispepsia. Además, resulta de gran ayuda para la cicatrización de úlceras de estómago y duodeno, y su riqueza en potasio (que lo convierte en bactericida) lo hace útil como conservante de alimentos y platos cocinados.
También se usa en aplicaciones cosméticas, para mantener la piel brillante y libre de grasas. Además realiza una labor antiséptica y estimula y nutre la piel.
Tipos de miel
La miel de flores es aquella producida por las abejas a partir del néctar de las flores. La melisopalinología es el estudio del polen en la miel virgen que permite determinar su origen floral. Según estos análisis y sus fuentes, los tipos de miel se dividen en:
- Monofloral: predominio del néctar de una especia: castaño, romero, ulmo, tomillo, brezo, naranjo o azahar, tilo, acacia, lavanda o cantueso, zarzamora y alfalfa sn las más comunes.
- Miel de sierra o montaña: son tipos especiales de mil flores. Incluye las del desierto (varadulce, mezquite, gatun).
- Miel de mielada, mielato, rocío de miel, miel de bosque: es producida por las abejas a partir de las secreciones dulces de áfidos pulgones, cochinillas y otros insectos chupadores de savia de pinos, abetos, encinas, alcornoques y otros arbustos.
La miel de mielada o de bosque suele ser menos dulce, de color oscuro y exhibe olor y sabor especiados o resinosos. La que procede de pinares tiene un peculiar sabor a pino, y es usada medicinalmente en Europa y Turquía.
La miel de flores es transparente y se solidifca con el tiempo, dependiendo de la temperatura (por debajo de los 14° C se acelera la solidificación). Las mieles de brezo se endurecen muy pronto, las de castaño tardan mucho y las de mielada raramente se endurecen.
Fórmulas mágicas
Además de usarla como edulcorante o untada en el pan, la miel puede utilizarse de diversas formas.
Diluida en leche tibia, es una excelente loción para aplicar en el rostro y el cuerpo. Junto a yema de huevo y unas gotas de aceite de almendras (para cutis secos) o jugo de limón (para cutis grasos), es una excelente mascarilla limpiadora y preventiva de arrugas.
Si la mezclas con una infusión de berros, te servirá para atenuar las manchas en la piel, y combinada con glicerina y jugo de limón podrás aliviar irritaciones y quemaduras causadas por insolación.
Para malestares relacionados a la irritación de la garganta (sea causada por gripe, lesión, ulceraciones en la boca, etcétera) se recomienda hacer gárgaras con una cucharada de miel diluida en medio vaso de agua tibia. Gracias a sus monosacáridos, la miel tiene un efecto expectorante y antitusígeno que puede ayudar en casos de tos.
Una cucharadita de miel pura en las mañanas (dejándola diluir en la boca) ayudará a las personas que sufren úlcera gástrica. Se debe consumir una hora antes de cualquier comida.
Por ser rica en minerales y oligoelementos, influye sobre las enfermedades reumáticas y estimula el metabolismo hepático, por lo que también es un extraordinario reconstituyente y desintoxicante.
Cómo distinguir la miel natural de la de fábrica
Las propiedades listadas acá se atribuyen a la miel natural sin procesar, por lo que es importante saber distinguirla. Para ello adjuntamos el siguiente cuadro.
Se recomienda consumir la miel producida regionalmente, para evitar posibles alergias a pólenes desconocidos para nuestro sistema inmune.
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