La sandia es una fruta maravillosa, llena de vitaminas y fibra, es muy refrescante y perfecta para hidratarnos en los días de calor, pero al comer sandía lo más común e que evitemos ingerir las semillas, por lógica y por conductas aprendidas es lo que se acostumbra en el mundo entero.
Pero la verdad es que la semilla de la sandía tiene muchos beneficios para la salud que hemos ignorado siempre, pero aún estamos a tiempo de conocerlos y comenzar a aprovechar cada una de las semillas de esta deliciosa fruta y aumentar los nutrientes que ingerimos en beneficio de nuestra salud.
La forma más sencilla de comer la semilla de sandía es cuando comemos la fruta, podemos romper su cascara con los dientes y comer lo de adentro. Esto ayuda a que lo jugos gástricos de nuestro estomago absorban todos los beneficios.
Las pepitas ayudan a reducir el riesgo de sufrir estreñimiento y hemorroides ya que contiene mucha fibra vegetal lo que ayuda a mejorar nuestro tránsito intestinal.
La citrulina es un importante aminoácido que contiene la semilla de sandía, la cual tiene gran poder antioxidante y evita el envejecimiento prematuro de la piel y los tejidos, además es un gran regulador en el ciclo de la urea, favorece la excreción de residuos, mejora el rendimiento en el deporte y reduce la fatiga muscular.
Si quieres consumir la semilla de sandía fuera de temporada o no te gusta la textura de la misma lo recomendable es elaborar infusiones o consumirlas diluidas en leche o zumo.
Esta preparación la puedes hacer de la siguiente forma:
- Extiende las semillas en una bandeja para horno y caliéntalas a 160 ºC: espera que se sequen por completo y sabrás que están listas cuando desprendan un suave olor dulce y estarán tostadas.
- Pásalas por un mortero: o picadora para hacerlas polvo, guárdalas en un bote de cristal en algún lugar fresco y seco.
Úsalas en una porción de 1/10 y disfruta de los beneficios que esta semilla puede otorgarte.
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