A muchos les encanta el olor de la tierra después de haber llovido, pero es muy complejo poder describirlo y adivinar sus componentes uno a uno. Algunos investigadores aseguran que el olor proviene de aceites segregados por algunas plantas que durante períodos secos impregnan el suelo rocoso y son absorbidos por suelos arcillosos. Cuando llueve el aceite se libera en el aire junto con otros compuestos como la geosmina, una sustancia producida por bacterias y cianobacterias que se halla en el suelo y que es perceptible cuando la tierra se humedece. Por su compleja composición (más de 50 sustancias), el petricor no ha podido ser sintetizado. Según informa Agencia Uno, no es el único factor que incide con el olor que tiene la lluvia, sino también pueden influir los recuerdos.
Pamela Dalton, del Centro de los Sentidos de Filadelfia, le explicó a la Smithsonian Magazine que nuestros recuerdos pueden modificar cómo sentimos el olor a lluvia.
“Lo que percibimos está basado en la genética, la anatomía nasal y las experiencias pasadas”, dice Dalton.
El término Petrichor está conformado por dos palabras griegas: petra, que significa piedra, e ichor, que significa la sangre de dioses mitológicos que corre por la tierra. Se define como el distintivo aroma que acompaña a la primera lluvia tras un largo período de sequía.
El término petricor, petrichor en inglés, fue creado en 1964 por dos geólogos australianos: Isabel Joy Bear y R. G. Thomas. Apareció por primera vez en la revista Nature . En su artículo, los autores lo describieron cómo “el olor que deriva de un aceite exudado por ciertas plantas durante periodos de sequía”. La emisión de estos compuestos es lo que produce el distintivo aroma, al que se puede sumar el del ozono si adicionalmente hay actividad eléctrica.
En un trabajo posterior, Bear y Thomas (1965) demostraron que estos aceites aromáticos retardan la germinación de las semillas y el crecimiento de las plantas. Esto podría indicar que las plantas exudan estos aceites con la finalidad de proteger a las semillas, evitando que germinen en épocas de sequía. Después de periodos de sequía en zonas desérticas, el olor es mucho más perceptible y penetrante cuando llega el periodo de lluvias.
En 2015, científicos del MIT utilizaron cámaras de alta velocidad para mostrar cómo este olor se introduce en el aire.Para esto filmaron gotas de lluvia cayendo en 16 superficies diferentes, variando intensidad y altura de la caída. Descubrieron que al golpear una superficie porosa, se crean pequeñas burbujas dentro de la gota. Estas aumentan de tamaño y flotan hacia arriba. Al alcanzar la superficie, se rompen y liberan una “efervescencia de aerosoles” en el aire, los cuales transportan el petricor. ¿Muy interesante, no?