He escuchado hablar mucho de lo milagrosas que son las semillas de chía y sentí curiosidad comprobar tantas propiedades buenas para el organismo que se le atribuyen, así que decidí agregar estas semillas a mi dieta diaria y le contaré todo lo que me pasó.
Descubrí que aunque ahora están de moda, se originaron hace cientos de años, las civilizaciones maya y azteca las consumían como parte básica de su alimentación, por lo tanto deben ser buenas, al menos en términos nutritivos.
Las principales propiedades es que, son muy saludables, ya que no contienen gluten, pero sí Omega 3, antioxidantes y fibra. Y en cuanto a su gran aporte nutricional, la experta británica Madeleine Shaw lo resume haciendo la siguiente comparación:
Las semillas de chía poseen:
- 5 veces más calcio que la leche.
- 3 veces más antioxidantes que los arándanos.
- 3 veces más hierro que las espinacas.
- 2 veces más fibra que la avena.
- 2 veces más proteínas que cualquier verdura.
- 2 veces más potasio que las bananas.
Me asombró descubrir que tienen buen sabor
Tienen un sabor parecido a la nuez, por lo que es fácil combinarlas con distintos alimentos, a mí me encanta incluirlas en tartas, galletas y ensaladas.
Recuperé la energía que pensé me había abandonado
Este fue uno de los primero cambios que noté. Al contener 2 veces más potasio que las bananas, produce una inyección de energía muy poderosa.
Mejoró mi memoria y soy más productiva
Cuando incluí la chía en mi vida, sentí que me era más fácil organizar mis actividades y me sentía mucho más alerta. Esto de se debe a que las semillas de chía proporcionan una gran cantidad de Omega 3 (más que algunos pescados), el cual ayuda al sistema nervioso central, a las células y muchos de nuestros órganos vitales. Por ello, las semillas de chía son ideales para fortalecer tu memoria.
Mi piel mejoró notablemente
Como te ayudan a estar hidratado, tu piel luce más nutrida. Esto las hace ideal para los deportistas, ya que las semillas absorben de 10 a 12 veces su peso en agua, lo que te mantiene hidratado.
Bajé de peso sin darme cuenta y mi apetito disminuyó
Nunca fui muy constante con mi alimentación, traté de hacer dietas cientos de veces y al final me aburría. Sin embargo, consumiendo las semillas de chía, noté una baja de peso sin hacer ningún tipo de dieta.
Estas semillas son una excelente fuente de fibra, es decir, aceleran tu proceso digestivo, y te generan una sensación de saciedad que dura por más tiempo. Se podía decir que a todo lo que como le incorporo chía: jugos, mermeladas, ensaladas, carnes, salsas…
El exceso de grasa en mi figura desapareció y comencé a lucir tonificada
Al estar llena de energía, pude hacer las cosas que siempre quise y que por cansancio posponía, por ejemplo, salir a caminar; y cuando me ejercito quemo grasa y tonifico mi piel. Su gran aporte de proteína ayuda a generar tejidos musculares.
Desintoxiqué mi cuerpo
Como es una gran fuente de fibra, me ayudó a regular mi flora intestinal, eliminé líquidos y toxinas, y créanme que en un principio no lo noté para nada; pero ahora disfruto de este bienestar.
Descubrí que ayuda a aliviar el dolor articular
Me transformé en una adicta a las semillas de chía, así que se las recomendé a mi mamá para que también aprovechara todos sus beneficios, y para mi sorpresa a ella ya no le dolían las articulaciones como antes.
Investigando más a fondo, descubrí que el ácido del Omega 3 que contienen, no solo ayuda a tu sistema nervioso central, sino que posee propiedades antiinflamatorias, por ello alivia el dolor de las articulaciones.
¿Sabías todo esto de las semillas de chía?