Las almendras son uno de los frutos secos con más contenido de nutrientes. Contienen altos niveles de biotina, vitamina E, manganeso, cobre, vitamina B2, fósforo, magnesio y fibra; minerales, vitaminas y oligoelementos, todos ellos esenciales para nuestra salud.
Se descubrió recientemente que sus grasas buenas pueden reducir el colesterol y el riesgo de enfermedad cardíaca. Lo importante es que las remojes antes con el fin de quitar la piel marrón que las cubre.
La cáscara de las almendras contiene altos niveles de taninos que inhiben la absorción de nutrientes. Al remojar las almendras en agua por unas 8 horas, se hidrata la cáscara y así podrás removerla fácilmente.
Ya peladas, las almendras pueden ser almacenadas en un recipiente de plástico en el refrigerador durante una semana. Consumir 10 almendras diarias es suficiente para recibir los beneficios de sus nutrientes.
Otra forma de disfrutar de este fruto es preparar leche de almendras casera para disfrutar al desayuno o cuando se nos plazca. Hacerlo es muy fácil:
- Vierte una taza de almendras en un tazón y cúbrelas de agua, dejando el espacio de un dedo.
- Deja las almendras remojando durante 12 o 48 horas. Mientras más tiempo las remojes, mejor y más cremosa nos quedará la leche.
- Enjuaga y escurre el agua de las almendras.
- Retira su cáscara y límpialas.
- Vierte las almendras y dos tazas de agua fría en la licuadora y tritúralas muy bien.
- Cuela la mezcla para eliminar los trozos más grandes. Si quieres quitar toda la pulpa, utiliza un trapo o un filtro para el café.
- Endulza la leche de almendras con poco de miel o un edulcorante. Si quieres darle un toque especial puedes agregarle canela o cacao.
- Guarda la leche en el refrigerador por no más de dos días.
Esta receta creo que debe ser deliciosa.