Por desgracia las abejas se encuentran en peligro de extinción por hacer su labor natural, polinizar, pero los agroquímicos a los que se exponen ha conducido al Síndrome de Colapso de Colmenas (CCD).
Científicos de la Universidad de Sussex en Reino Unido hicieron una prueba para evaluar cuáles son las plantas polinizadoras y tener un número exacto de los insectos que las visitan. Según los resultados las plantas favoritas de los polinizadores son mucho más bonitas, más baratas y más fáciles de cultivar que aquellas que no le gustan a los insectos.
Lo mejor de todo es que nosotros también podemos aportar nuestro granito de arena plantando en nuestro jardín, para que ayudemos a las abejas y evitemos que se extingan.
Las mejores plantas para cultivar son:
- Flores nativas: Al ser una planta endémica no necesitará mucho mantenimiento.
- Plantas tradicionales: Petunias, amapolas, margaritas, claveles, geranios, rosas, caléndula, girasoles.
- Hierbas: Menta, lavanda, romero, albahaca, tomillo.
- Vegetales: Pepino, cebolla, cebollín, brócoli, coliflor.
- Frutas: Manzano, cerezo, arbusto de moras.
Los resultados del estudio realizado arrojó los siguientes resultados:
- La borraja, la lavanda, la mejorana y las variedades de dalias son muy buenas para los insectos.
- Los alhelíes perennes son muy atractivos para los polinizadores, sin embargo, el popular geranio no es del gusto de estos insectos.
- Las mejoranas atraen abejas, abejorros, sírfidos y mariposas.
- Las borrajas son las mejores para las abejas y las dalias abiertas y lavandas son las más atractivas para los abejorros.
- La variedad híbrida de lavandas que incluyen el color blanco y rosado son más atractivos para los insectos.
“Todos podemos darle una mano a las abejas plantando las flores correctas y así darles el néctar y el polen que necesitan. Los jardineros y urbanistas deben pensar cuidadosamente la mezcla de flores que plantan, para asegurar que abejas y otros insectos polinizadores importantes cuentan con una amplia gama de alimento disponible. También es importante para satisfacer las necesidades de las especies más raras y proporcionar alimentos en los momentos en que podría haber un menor número de botones de flores silvestres”.
– Nigel Raine, Universidad Royal Holloway de Londres.