El nopal o cumbera perteneciente a la familia de los cactus, ha sido reconocido por culturas ancestrales mesoamericanas por tener propiedades curativas y ser un gran sanador.
Según el libro “Los alimentos mágicos de las culturas indígenas mesoamericanas”; ellos “lo usaban con múltiples propósitos. Para las fiebres bebían el jugo, para restaurar los labios partidos usaban su baba, y para curar la diarrea, la pulpa. Las espinas las usaban para la limpieza de las infecciones”.
En un estudio hecho por Stintzing (1999), se informa sobre la presencia de un alto contenido de taurina en frutos cultivados en México y Sudáfrica. Este aminoácido, cuya presencia no es común en una gran cantidad de plantas, es importante por su influencia en el desarrollo de la retina y en la síntesis de ácidos biliares, a lo que se suma la baja capacidad del ser humano para sintetizarlo.
Según el científico mexicano Octavio Paredes, “una taza de nopales crudos, alrededor de 86 gramos, contiene 2,9 hidratos de carbono, 1,1 de proteína y sólo 14 kilocalorías”, además “tiene vitamina A, C y complejo B, calcio, magnesio, sodio, potasio y hierro”.
En un estudio difundido por la FAO, se explica que entre los compuestos funcionales del nopal está la fibra dietética, que es uno de los componentes más estudiados desde el punto de vista de la nutrición y la relación que existe entre fibra y salud, por ejemplo para el control del colesterol y la prevención de algunas enfermedades como la diabetes y la obesidad.
La tuna, cuando se consume con las semillas, que es el modo corriente de consumo en fresco, aporta una importante cantidad de fibra. La fibra soluble se asocia con la reducción de los niveles de glucosa y de colesterol.
Según la Universidad de California, a estas plantas “se les puede comer crudas en ensaladas, hervidas o fritas como la berenjena, en vinagre con especies o cocidas con mariscos, carne de puerco, chiles, tomates, huevos, cilantro, ajo y cebollas.”
¿Conocías todos sus beneficios? Compártelos con tus amigos.
