Seguramente eres de esas personas que no pueden pasar ni un solo día sin beber una taza de café o que por las mañanas solo pueden despertar con ese agradable e intenso aroma.
Y sin duda mucho se ha hablado sobre los daños y beneficios de la cafeína para nuestro organismo. Pero, ¿qué pasaría si pasáramos un mes sin beber ni una gota de café?
Ella hizo este experimento y acá te contamos cómo fue el proceso y cuál fue el resultado.
Semana 1
El primer día fue el más difícil. Definitivamente me hacía falta el café: tenía muchísimo sueño y estaba frente a la computadora sin poder concentrarme. Me ayudó un poco el té verde. Al día siguiente, llevé al trabajo un té de frutas, tiene un sabor intenso. También probé té de achicoria y me pareció bueno. Me ayudaban todo tipo de golosinas: por ejemplo, al quinto día me preparé una ensalada deliciosa de frutas y nueces.
Semana 2
Iniciando la semana tenía un deseo enorme de beber café. Tal vez ese fue el momento crucial. Me costó mucho trabajo no rendirme. El té de achicoria ya no me alegraba. Pero concentré mi fuerza de voluntad y aguanté, lo cual me hace sentir orgullosa.
Semana 3
Excelente noticia: empecé a dormirme más fácil. Me duermo aproximadamente a las 23:00, y si antes podía estar sin dormir de 20 minutos a una hora (dependiendo de la suerte), ahora me quedo dormida casi al instante. No me había pasado esto desde que era niña. ¡Y me encanta!
Semana 4
También me despierto más fácilmente para ir al trabajo. Necesito levantarme a las 6:00 para tener tiempo para todo: ducharme, peinarme, desayunar. Pero solía atrasar mi alarma para dormir otros 10 minutos, luego otros 10 y otros más. Ahora me despierto con más ganas y energías e incluso en cuanto empieza a sonar la alarma.
Resultados del experimento
- Mejoró mi sueño
Empecé a dormir mejor e incluso dormir bien en tan solo 6 horas. Admito que solo para esto vale la pena reducir el consumo de café.
- Siento más energía
Resulta que el organismo que descansó bien no necesita el café para tener energías. También noté que empecé a molestarme menos, mi estado de ánimo ahora no es tan variable como antes.
- Empecé a lucir mejor
Un buen sueño me quitó las ojeras y me hizo lucir más despierta.
- Superé la adicción
Dos días después de terminar el experimento, bebí café en dos lugares diferentes. ¿Y sabes qué fue lo que sentí? ¡Nada! Es un café común, pero antes me fascinaba.
Luego de un mes sin beber café se dio cuenta que en realidad no es la cafeína lo que ama, si no más bien el ritual de hacerlo cada mañana junto a un pastelito o un chocolate.
Quizás si no puedes dejar el café por completo, sería bueno disminuirlo, ya que nunca es bueno abusar de ciertas sustancias aunque puedan ser buenas para la salud.
¿Te atreves a hacer este experimento?
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