Cuando se comienza una dieta para bajar de peso, se debe hacer frente a diversos obstáculos relacionados con la forma en la que nos alimentamos. Lo anterior se debe a los mitos que rondan la industria alimenticia y de la belleza, en especial sobre lo que nos llevamos a la boca.
Alrededor de la comida se han creado numerosas estrategias de marketing, que han encontrado en los productos de envase verde, como puede llamárseles, una nueva posibilidad de aumentar el consumo. Lo positivo de esto, es que cada vez hay más personas preocupadas por consumir alimentos con menos cantidad de grasas saturadas e ingredientes más saludables; lo negativo es que, si no estamos bien informados, puede ser más contraproducente el remedio que la enfermedad.
Muchas veces escogemos (más allá del precio) por el envase, su color y las imágenes que en él aparecen. Los productos que llevan la etiqueta de “Diet” o “Light”, en general, son de empaque verde y eligen mujeres y hombres que están en un excelente estado físico.
¿Es lo mismo una cosa que otra?
No. Un alimento “light” es aquel al que se le redujo, como mínimo, un 25% de alguno de sus nutrientes o calorías en relación a la versión original del producto. Por lo general, los ingredientes que se reducen son grasas y azúcares. Por ejemplo, la mayonesa versión “light” puede tener hasta 50% menos calorías que la original, pero sigue siendo un alimento calórico, porque no deja de tener grasas. O, por ejemplo, se reemplaza el azúcar por edulcorante en un chocolate dietético (lo cual no significa que el chocolate no tenga grasas ni calorías).
Un producto light no necesariamente es saludable, como sucede, por ejemplo, con los refrescos. Y que se lea “light” en la etiqueta no es igual a que se le pueda comer en exceso.
Un alimento “diet”, por su parte, quiere decir que es bajo en calorías, pero no siempre la reducción calórica es la ideal.