La alimentación, es una actividad diaria que se vuelve tan automática que dejamos de preocuparnos sobre lo bueno o mala de ella. Los alimentos que elegimos, el momento del día en que los ingerimos, etc, son elementos que muchas veces se relacionan más con la publicidad que recibimos diariamente.
El queso crema como se conoce hoy en día, fue inventado en 1872 en Nueva York. Es de consistencia similar al Neufchatel francés, que también está hecho a base de leche de vaca, pero se diferencia en que no requiere maduración y, por lo general, contiene emulsionantes para otorgar firmeza y prolongar su vida útil.
Se obtiene a base de lácteos fermentados a los que se les añade leche, nata (crema), otros aditivos y sal. Existe una enorme cantidad de versiones: con sabor, reducidos en calorías, etc.
El queso crema siempre ha sido considerado un alimento súper saludable. Pero en realidad no es así.
Su elevado contenido de sodio puede provocar aumento de colesterol (al ser elaborado de leche, contiene grasa butírica) y riesgo de hipertensión. Además, cerca de un 80% de el es grasa.
En relación a otros lácteos, es más calórico: posee alrededor de 50 calorías por cucharada (un queso crema regular), contiene 5 gramos de grasa, por eso no es un alimento que debas consumir ilimitadamente si deseas bajar de peso.
Según un estudio realizado por el Laboratorio Nacional de Protección a las consumidoras y los consumidores de México, los quesos cremas analizados contenían un nivel mucho menor de proteína que el recomendado, y detectaron varias marcas que ofrecen como “queso” lo que en realidad no lo es: las llamadas imitaciones de queso crema elaboradas con sustitutos de los componentes de la leche, como por ejemplo las grasas vegetales, caseína o caseinatos (caseína sintética). Muchos de éstos son etiquetados con contenido de leche.
En el estudio, donde analizaron 32 productos, encontraron que en los quesos crema la proteína oscila entre 5 y 7% y la grasa entre 21 y 51%, y en los “quesos doble crema” (extra cremosos) la proteína está entre 4 y 21% y la grasa entre 14 y 50%.
Lo anterior quiere decir que el 78% de estos quesos no cumple con la cantidad de proteína requerida, siendo una de las propiedades que más se resaltan de los lácteos, junto con el calcio.