Suaves hortalizas con un ligero sabor amargo, las berenjenas tienen su origen en India y su cultivo en las regiones de Oriente, donde su popularidad es amplia, es muy antiguo.
Por mucho tiempo se creyó que no eran saludables debido a que pertenecen a la familia de las solanaceas, que incluye especies venenosas y con efectos psicotrópicos. Luego, se comprobó que el calor de la cocción elimina las sutancias tóxicas que contienen, lo que permite aprovechar la gran cantidad de beneficios que le entregan a nuestro cuerpo.
#1 Ayudan a perder peso
Tienen un alto contenido de fibra, lo que ayuda a alcanzar rápidamente la sensación de saciedad. Además tienen casi nada de grasa y son un 90% agua.
Si quieres comerlas de forma saludable, prepáralas con poca grasa. Al freírlas, las berenjenas absorben demasiado aceite, lo que hace que aumente su valor energético. La solución está en asarlas al horno, hervirlas, cocinarlas al vapor o hacerlas crema.
#2 Mejoran la digestión
Son excelentes para quienes tienen trastornos digestivos, debido a que son muy fáciles de digerir. Además, gracias a su amargor estimulan el buen funcionamiento del hígado y la vesícula biliar, lo que es fundamental para que nuestro organismo procese bien las grasas que consumimos.
#3 Son antioxidantes
Contienen flavonoides, que son antioxidantes y fortalecen el sistema inmunológico, además de prevenir enfermedades cardiovasculares y degenerativas.
#4 Hidratan y depuran nuestro organismo
Debido a que están compuestas por un 90% de agua, las berenjenas son una fuente natural de hidratación para nuestro organismo. Además, sumando su alto contenido de potasio, se constituyen como un alimento diurético que ayuda a eliminar las toxinas del cuerpo.
#5 Regula los niveles de colesterol
El color morado característico de estas hortalizas se debe a su contenido de antocianinas, un tipo de flavonoides que ayudan a metabolizar el colesterol malo (LDL), disminuyendo sus niveles en la sangre.
Incorpóralas en tu dieta con estas ideas
Las berenjenas nunca deben comerse crudas, ya que sólo al calor de la cocción se eliminan las sustancias tóxicas que contienen. Son hortalizas muy versátiles que se pueden hacer rellenas, al horno, rebozadas, asadas, hervidas, gratinadas o como guisos o cremas.
Debido a que son muy porosas, no se aconseja freírlas. Se pueden comer peladas, o con piel si son jóvenes y blandas.
Berenjenas rebozadas
Ingredientes:
- 3 berenjenas bien lavadas
- Sal gruesa
- 1 diente de ajo picado
- Perejil
- 3 huevos
- Un chorrito de leche
- 3 tazas de pan rallado (puedes mezclarlo con un poco de avena o una mezcla de semillas)
- 1/2 taza de queso rallado
Preparación:
Precalienta el horno a 180°, corta las berenjenas en rodajas de unos 2 centímetros y ponlas en un colador con un recipiente debajo para que pierdan algo de líquido. Cúbrelas con sal gruesa.
Mezcla el pan rallado y el queso rallado (y la avena y las semillas si las quieres usar) en un plato. En otro recipiente, bate los huevos de forma ligera, y añade un chorrito de leche, ajo y perejil.
Pasa cada berenjena primero por el huevo, y luego por el pan rallado.
Cubre una bandeja de horno con un chorrito de aceite y acomoda las berenjenas encima cuidando que no se superpongan. Cocínalas hasta que estén bien doradas, lo que tomará unos 7 minutos por cada lado.
Torrecitas de berenjena
- 1 berenjena
- Queso Mozarella fresco
- 2 tomates pequeños o 1 grande
- Salsa pesto (hazla como más te guste)
- Un puñado de aceitunas negras descarozadas
- Aceite de oliva extra virgen
- Sal a gusto
Preparación:
Corta el tomate y la mozzarella en rodajas, y luego déjalos a un lado.
Llena una olla con agua y ponla al fuego. Una vez que alcance el punto de hervor, coloca dentro de ella la berenjena cortada en rodajas y déjala unos minutos hasta que se ablanden. Si prefieres, en lugar de ello puedes cocinarlas al vapor.
Pica en pequeños trozos tus aceitunas negras, mezclándolas con aceite de oliva y dejándolas a un lado.
Arma el plato poniendo una rodaja de berenjena con sal a gusto, luego pon una capa de tomate y otra de mozarella. Compacta ligeramente con los dedos mientras vayas agregando capas. Cuando termines, cubre el plato con una cucharada de aceitunas trituradas y otra de pesto.
Crema de berenjenas
Cocina la berenjena sin haberla pelado, ya sea al horno o a las brasas. Cuando ya esté tierna, extra su pulpa y tritúrala con ajo, jugo de limón, aceite de oliva y sal.
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