El cuerpo humano consta de 21 órganos, siendo el hígado el mayor de ellos, si exceptuamos la piel, los huesos y los músculos, que son considerados órganos como tal. La responsabilidad de este órgano es la de procesar las sustancias que transporta la sangre que viene directamente del intestino. Por ello ha sido considerado como la puerta de entrada al organismo y el encargado como tal de gestionar la entrada de sustancias. Además de gestionar, en él, se produce la unión, síntesis, transformación, etc. de hidratos de carbono, proteínas y grasas.
Pocos órganos encontramos en el cuerpo con una carga de trabajo tan alta, por lo que es de vital importancia recuperar sus funciones en nuestro organismo y cuidarlo para asegurar su óptimo estado de salud.
Existen hábitos que, sin saberlo, van destruyendo poco a poco este importante órgano y no es el consumo de alcohol precisamente.
1. Dietas proteicas
Muchas personas siguen dietas altas en proteínas. Algunos como método alternativo para bajar de peso; otros, como forma de sacar más provecho al ejercicio físico.
Sin embargo, según especialistas de Mayo Clinic, las dietas altas en proteínas aumentan la carga de trabajo del hígado porque debe eliminar las toxinas que se forman cuando la proteína se digiere. Eso puede favorecer el desarrollo de cirrosis o incluso cáncer.
2. Exceso de sal
Tal vez sabes que la sal refinada en exceso es perjudicial para el sistema circulatorio. También daña el hígado, ya que aumenta la presión arterial y las posibilidades de desarrollar hígado graso.
3. Berenjenas mal cocidas
Las berenjenas son muy saludables, pero son una de las pocas excepciones de vegetales que, cuando están crudos, tienen más desventajas que ventajas.
La berenjena contiene solonina, una sustancia que desaparece con la cocción, pero que cuando se consume cruda puede causar dolor abdominal, vómitos, diarrea, e hinchazón. Y además, si se consume de esta forma frecuentemente, puede hacer muy mal al hígado, por que tendrá que esforzarse para eliminar esta sustancia tóxica.
4. Tomar analgésicos para la resaca
Uno de los analgésicos más comunes que pueden conseguirse sin receta es el paracetamol. Por eso, es común que las personas lo tomen ante cualquier dolor leve, por ejemplo, un dolor de cabeza.
Sin embargo, hay que tener en cuenta una combinación muy peligrosa: el paracetamol es tóxico para el hígado en cantidades demasiado grandes, y también lo es cuando se combina con el alcohol. Así que nunca debe tomarse para aliviar una resaca.
5. Píldoras “naturales” para adelgazar
Píldora y natural son, de por sí, términos que causan sospecha cuando van juntos. Muchas pastillas para adelgazar se promueven como naturales, y se promocionan con ingredientes que parecen inofensivos, como el extracto concentrado de té verde, u otros que no sabemos qué son en realidad, como el Lipokinetix y el Hydroxycut. Por lo general, en tanto mejor “funcionan” para bajar de peso, más promueven la intoxicación del hígado. Así que ten mucha precaución con ellos.
6. Grasas y comida rápida
Esta razón por la cual el hígado se intoxica es algo más conocida, pero no está de más recordarla. Como el hígado es el encargado de procesar las grasas, cuanta más de ellas comes, más trabaja. Y no solamente hablamos de los alimentos que naturalmente sabemos que están llenos de grasas, sino de los alimentos procesados, que muchas veces, detrás de una apariencia inofensiva, e incluso natural, esconden grasas, sal, azúcar, y todo lo que tu hígado no agradecerá.
7. Sedentarismo
El hígado juega un papel primordial en la digestión, y un estilo de vida activo ayuda a que use la energía procedente de los carbohidratos de manera más eficiente. El sedentarismo, por su parte, hace que el hígado necesite trabajar de más.
¿Imaginabas que estos hábitos tan cotidianos podían ser tan dañinos?