Quienes no disfrutan de arte culinario y llegan a sufrir de ansiedad al verse en la necesidad de preparar algo, pensando en cómo les quedará, si les gustará a los demás, etc. terminan alejándose lo más que pueden de ese lugar de la casa. Sin embargo, la cocina no debería ser algo que te complique, debe ser hecha a tu gusto y estilo aunque se trate de un sándwich.
Si eres de aquellos que le temen a los sartenes y las ollas, te daremos algunos consejos que podrían animarte en la cocina.
1.Mira Pinterest
Esta red social hace que queramos convertirnos en carpinteros, manicuristas y reposteros. Ahí encuentras cualquier receta que se te venga a la mente, y como de la vista nace el amor, no me cabe duda que te entusiasmará con alguna receta.
2.Prepara comida para tus amigos o familiares
Si no te gusta la cocina, cocinar solo para ti debe ser más que desmotivante, por lo tanto una buena forma de animarte a preparar algo, aunque sea la receta más sencilla que encuentres es invitar a amigos o familiares y lanzarte a preparar algo para ellos. Te aconsejamos practicar la receta un par de veces antes de realizar la oficial para que te sientas más confiada al momento del evento.
3.Elige algo nuevo
Si nada te motiva a cocinar puedes intentar con algo nuevo, como por ejemplo, alguna fruta que no conocías, un vegetal que nunca te habías atrevido a probar, el condimento del que todos hablan pero no te convence como para probarlo. Al fin y al cabo, si no sabes exactamente cómo agregarlo a una receta, internet está lleno de tutoriales con platillos simples y deliciosos que disminuirán tus temores y la ansiedad.
4.Huele
Es un buen ejercicio, sobre todo con las especias. Al olerlas, nos formamos una idea de lo que podemos hacer con ellas. Solo deja volar tu imaginación y mezcla esos olores que te gustan de la forma que quieras. Quien sabe si terminas preparando un platillo único, que gustará a todos. Sigue tus instintos.
5.Viaja
Las tradiciones culinarias van cambiando de ciudades en ciudad, por más próximas que estén. Estas dependerán de los productos con los que cuentan y la forma en la que los combinan. Y no hablo de viajar a un lugar remoto, a unos pocos km de tu ciudad puedes encontrar sabores nuevos e ingredientes que te provoquen las ganas de preparar algo.
Si todo lo anterior falla, siempre estarán los cursos de cocina o la madre o abuela que pueda motivarnos.
Cocina no tiene porque ser un suplicio.