El cambiar nuestros hábitos alimenticios no es nada fácil pero cuando queremos sacarnos de encima esos kilitos de más, optamos por un estilo de vida más sano o desintoxicar nuestro cuerpo, tenemos que dejar de lado ciertos alimentos.
Uno de los cambios más difíciles que han debido enfrentar los omnívoros para cambiar a una dieta vegetariana o a un estilo de vida vegana, es tener que reemplazar ciertos alimentos para no caer en la desnutrición o volver al mismo estilo de vida de antes.
Sin embargo, los cambios físicos y psicológicos son evidentes cuando se pasa de una dieta carnívora a una vegetariana. Si no crees poder hacerlo porque con solo pensarlo comienzas a extrañar un jugoso filete, te contaremos sobre algunos cambios que experimentan las personas que han decidido seguir una dieta vegetariana o vegana.
Pierdes peso
Un grupo de la George Washington University School of Medicine de Washington, Estados Unidos, midió la cantidad de peso que una persona pierde cuando cambia su dieta de omnívora a vegetariana.
La investigación publicada en la “Revista de la Academia de Nutrición y Dietética” mostró a los participantes que al eliminar la carne de sus dietas perdieron hasta cinco kilos en promedio.
Cambian las bacterias intestinales
El sistema digestivo cambia cuando se eliminan o agregan ciertos alimentos. Un estudio de 2014 estudió la diferencia entre las bacterias intestinales de omnívoros, vegetarianos y veganos, y encontraron varias diferencias entre las tres.
Pero la variación más importante se encontró entre los omnívoros y veganos. Los investigadores de la Universidad de Nueva York encontraron que los vegetarianos tenían más especies de protección de bacterias intestinales.
Podrías tener deficiencia de nutrientes
Una dieta vegetariana equilibrada puede proporcionar suficientes nutrientes, si esta es organizada y planificada. Aunque se les puede hacer más difícil obtener suficiente hierro, vitamina D y vitamina B12.
Lo recomendable es comer suficientes legumbres, como porotos, frijoles, lentejas y garbanzos, al igual que nueces, frutas, verduras verde oscuro, cereales integrales y cereales fortificados.
La vitamina B12 no la encontramos en los productos de extracto de levadura, como cereales fortificados para el desayuno y productos de soja. Sin embargo, la vitamina D la podemos encontrar en los huevos, cereales fortificados, yogur y algunos tipos de leche.
Reduce el riesgo de desarrollar cáncer
La Organización Mundial de la Salud, clasificó a la carne procesada como cancerígena, al igual que los embutidos como las longanizas, chorizos, tocino, salame, entre otros. Comer solo una porción de 50 gramos de carne procesada, aumenta el riesgo de cáncer de colon en un 18 por ciento, de acuerdo a lo que concluyeron los expertos.
Menos probabilidad de sufrir enfermedades al corazón
Científicos descubrieron que la carne roja está relacionada a enfermedades cardíacas. De hecho, un estudio del Instituto Lerner de Investigación de Estados Unidos, demostró que la carnitina, un nutriente que se encuentra en la comida, actúa en conjunto con las bacterias del intestino que promueven el desarrollo de enfermedades al corazón.
Parece que al final todas las dietas tienen sus pros y sus contras.